La degeneración de las condiciones laborales y el incremento de la inseguridad, explotación y abusos en el sector de la consultoría o informática es sobradamente conocido para cualquier trabajador con un poco de experiencia.
El menosprecio por la dignidad y vida personal de cada trabajador es directamente proporcional a la fortaleza con que se sienta la subcontrata, multinacional o el jefecillo directo de turno. Ejemplos abundan: presión para realización de horas gratis, absorciones ilegales de salario, cláusulas abusivas en contrato, amenazas de despidos o represalias, salarios congelados o casi, despidos sistemáticos y continuos, y un largo etcétera…
Ante estas situaciones la empresa cuenta con el fomento del individualismo y el aislamiento para evitar que los trabajadores y trabajadoras compartan sus problemas y se presenten a las puertas de Dirección con una hoja de reivindicaciones y una actitud decidida. Las empresas saben que si la plantilla da ese paso, la veda libre se les acabó.
Durante bastantes años estuvo extendido en el sector la práctica del ‘job hoping’, resumida en “estoy harto de esta empresa que me machaca, yo no tengo que tragar sus injusticias. Me largo a otra.” ¿Y qué pasaba en esa otra? Casi exactamente lo mismo. Y después de otro salto, u otro despido, la nueva era igual o peor.
Se puede uno jubilar siendo ingenuo y esperar que la siguiente sea la buena o rápidamente te das cuenta que todas son iguales. ¿Qué podemos hacer entonces si no nos gusta trabajar en un entorno donde no somos tratados como humanos sino como recursos?
Plantar cara.
Todas las empresas donde la acción de los trabajadores es más fuerte, la prepotencia de las empresas es menor y las condiciones mejoran. Por el contrario, el lamento o cinismo ‘yo es que paso de todo’ no hace más que facilitar la barra libre a gerentes y directivos con el único escrúpulo del beneficio.
Siempre los primeros pasos son los más difíciles, por ello nunca se han de dar solos y siempre con el apoyo de compañeros y compañeras que ya pasaron antes por lo mismo.
Una empresa donde los trabajadores y trabajadoras toman las decisiones ellos mismos, con la ayuda solidaria de otros trabajadores del sector, sin ataduras con el sindicalismo arrastrado, es una empresa donde los que machacan retroceden y donde la plantilla se hace respetar.
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Nos quieren individualistas y resignados: debemos unirnos y actuar.