El pasado 30 de abril se volvió a repetir una nueva jornada de movilización y huelga, con el apoyo de la mayoría sindical en DXC excepto aquellos cercanos a RRHH. La plantilla ha reiterado que la pérdida de poder adquisitivo se soluciona actualizando salarios, no subiendo beneficios más y más a nuestra costa.
Una vez más, no se ha concedido ni un Servicio Mínimo a los 14 clientes que exigían tenerlos, debido al impacto que estaban teniendo en el servicio. Nos llegan algunos de los correos de disculpa ante quejas por no tener atención en la resolución de incidencias, así como la caída de indicadores SLA que originan sanciones por incumplimiento.
Llamadas de AEMET sin atender, solicitudes de acción del Fondo estatal agrario, Delegación de Gobierno de Madrid, certificados caducados gubernamentales sin actualizar, un director general de ente público solicitando acciones urgentes sin respuesta, Mango sin atención, MRW elevando quejas... y os podéis imaginar todos los etcéteras. Resulta que no somos importantes para evitar pérdidas del 17,3% pero cuando levantamos los brazos nada funciona sin nosotros y nosotras.
El “desgaste reputacional” al que hacía referencia Juan Parra sigue consolidándose. Y eso es debido a que nuestros directivos prefieren la posición cómoda de no moverse para no recibir críticas y así echar la culpa a esos pesados trabajadores que tienen la extraña manía de no querer empobrecerse a pasos agigantados mientras siguen engordando récords y beneficios.
La jornada de huelga se desarrolló con nuevas manifestaciones en 11 ciudades. Nos llega que medios de comunicación ya son conocedores del conflicto, así como diferentes clientes, alguno de ellos visiblemente nervioso y molesto ante las concentraciones realizadas. Os informamos que se están trabajando nuevas líneas de acción, entre ellas peticiones de mediación a algunas administraciones y otras que se activarán si las negociaciones no fueran por el carril correcto del acuerdo.
En este sentido, nuestros directivos deben decidir si avanzar hacia la solución (que facilitaríamos, pero con evidentes mínimos) o a caminos muertos con la esperanza de que “todo vaya bien, todo se arregle”. Eso es simple wishful thinking. Uno de esos caminos sin salida es negociar con representantes entregados a sus posiciones, usando el gastado divide y vencerás al que se prestan algunos. Y no tiene salida primero porque sería ilegal, y lo saben perfectamente, y segundo porque es irrelevante para la movilización, es como querer comprar pescado en una carnicería.
Como nos dijeron desde la empresa “no es un problema de dinero”. Bueno, pues si es un problema de orgullo denle una vuelta y usen ese liderazgo y capacidad directiva que se supone tienen para pasar página de este duro problema que sufre la plantilla..