A principios de Octubre se inició una cadena de agresiones sobre las condiciones laborales y salariales de las plantillas de las principales consultoras informáticas. Aprovechando la terrible contrareforma laboral, una a una se están pasando el testigo al finalizar cada proceso.
La carrera se inició el 5 de Octubre en T-Systems, con el anuncio de un ERE de 313 despidos y rebaja de sueldo del 15%. A continuación fue Atos la que en Noviembre anunció, y ejecutó, un recorte salarial del 12% al que se opuso únicamente la sección de CGT en la empresa. A principios de Diciembre, Capgemini acometió un ataque parecido contra las condiciones laborales y salariales. Sólo la decisión de los trabajadores convocando huelga indefinida pudo frenar el proceso.
Acabado Capgemini, ahora otra consultora, Alten, inicia el mismo camino con el mismo guión de agresiones. Informaciones fundadas anuncian un proceso parecido en HP entre los meses de Enero y Febrero y con toda probabilidad no será la última. La caducidad del convenio de consultoras (debido a la pasada reforma laboral) puede ser la puntilla que acabe de convertir el sector informático en el estado español en una completa basura laboral.
Las razones de estos ataques son varias: Muchas empresas cliente del sector financiero o administraciones públicas están exigiendo renegociaciones a la baja para reducir costes, son también responsables.
Produciéndose de empresa en empresa se minimiza el riesgo de afectación conjunta a los clientes y, por lo tanto, de la fuerza que supone para las plantillas en lucha.
Las empresas de informática buscan por un lado mantener márgenes de rentabilidad y por el otro aprovechar la ocasión para eliminar garantías laborales y salariales, conseguir plantillas sumisas, sin derechos y aterrorizadas.
En esta disyuntiva como trabajadores podemos adoptar posiciones individualistas absurdas, pues afecta a todos y todas, nihilistas (vaya mierda, todo es una mierda) o afrontar estas agresiones con fuerza y determinación como ha demostrado recientemente la plantilla de Capgemini.
El papel del sindicalismo de la concertación es suficientemente conocido: Las empresas lo piden todo para después ‘ceder’ una parte que legitime el papel de sindicatos que ladran y no muerden. La lógica del mal menor es el billete directo hacia la siguiente estación-cesión.
Por el contrario, se hace imprescindible en estos momentos adoptar posturas de un nivel de contundencia a la altura de la agresión. Superar las expectativas de reacción que tenga la empresa, que tengan los clientes.
Seguir el modelo de Capgemini: fomentar una respuesta fuerte y extendida, contando con el apoyo frontal del resto del sector informático empresa a empresa. Haciendo sudar a directivos crápulas y clientes que no quieren mancharse las manos de sangre públicamente, pero tampoco asumir las consecuencias de sus acciones.
En la Coordinadora de Informática de CGT creemos en ese modelo.
Es la hora de luchar.